Columna Izquierda: ¿decimos todo lo que pensamos?

Hablamos con amigos. Hablamos con nuestros familiares. Hablamos con simples conocidos y, muchas veces, incluso con desconocidos. Hablamos hasta el hartazgo absoluto. Pero, más allá de lo que expresamos con la boca, movemos las neuronas para pensar “qué decir”. La pregunta crucial es: ¿decimos todo lo que pensamos?

Siempre escuchamos: “fulanito habla sin pensar”, “aquella… esa no filtra nada”, y un sinfín de expresiones similares. Incluso en esos casos, para hablar necesitamos pensar. Es obligatorio. Nadie puede hablar “sin pensar”. Podemos hacerlo sin tomar noción de las consecuencias de nuestras palabras. Podemos hacerlo sin el adecuado proceso que quisiéramos darle a nuestros pensamientos. Pero siempre tenemos que pensar para mover emitir cada sonido.

Desmitificada esa cuestión, volvamos sobre la pregunta: ¿decimos todo lo que pensamos? Y sin vueltas asumamos la respuesta: NO. Siempre tenemos cosas guardadas que por diversos motivos n
o exteriorizamos.

Posiblemente muchos hayan escuchado alguna vez el término: COLUMNA IZQUIERDA. ¿Qué es? Justamente todo aquello que pensamos pero no decimos.

El de la columna izquierda es un ejercicio muy simple. ¿Querés hacerlo? Es realmente fácil. Con una hoja y algo para escribir, recordá alguna conversación que te haya resultado conflictiva. Dividí la hoja en dos columnas y escribí el diálogo (lo más real que te acuerdes) del lado derecho. Una vez que termines, del lado izquierdo, comenzá a detallar en cada momento aquella serie de pensamientos que tuviste y no expresaste. Una vez que termines. Volvé al inicio y, en cada caso, pregúntate estas cosas: ¿qué me llevó a pensar esto? ¿por qué no pude decirlo? ¿por qué no quise decirlo?

Para que esto nos sea productivo hay que tener en cuenta algunas cosas muy importantes:

• Debemos reconocer que NOSOTROS tenemos una columna izquierda.
• Tenemos que entender que TODOS tienen una columna izquierda.
• No está o mal que esté. Lo importante es asumirla.
• Procesada, es bueno intentar exteriorizarla.

Una vez que asumimos la existencia de nuestra columna izquierda y la de los demás, hay que tomar la responsabilidad que nos concierne y procesarla como lo describimos arriba.

1.  Lápiz y papel en mano.

2.  Dividimos la hoja en DOS COLUMNAS.

3.  Escribimos un diálogo (conflictivo es mejor) del lado DERECHO.

4.  Anotamos lo que pensamos pero no dijimos del lado IZQUIERDO.

5.  ANALIZAMOS la columna izquierda pensando los “¿por qué?” de su existencia.

No está mal tener una columna izquierda y sería ilógico “decir todo lo que pensamos” porque a veces podemos, incluso, herir a seres queridos. Lo importante es tomar a cuenta su existencia, procesarla y con el tiempo poder expresarla sin lastimar a los demás y aliviando nuestra consciencia.

Una última reflexión. La columna izquierda es un causante crítico de estrés ya que ocupa lugar en nuestra mente con cosas que no son gratas (por eso no las dijimos, ¿se acuerdan?). El asumirla, analizarla y procesarla nos ayuda a “desintoxicarnos” y así reducir nuestro estrés. Este es un proceso incómodo y difícil pero muy productivo y saludable.

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Hasta la próxima.

FACUNDO DANIEL TULA
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